Proyecto Comunitario
Prisma – Zapolito
Mi experiencia fue diferente en las comunidades.
Trabajé en Cacalotepec, me tomó tiempo ponerme al día y comprender los problemas que se viven en esa escuela secundaria. Ganar la confianza de los estudiantes de secundaria también tomó varias sesiones.
En la primera sesión aprendimos a hacer papel reciclado y en la segunda les enseñé la técnica que se utiliza para hacer papel amate, con hoja de plátano. Después de estas sesiones, fue más fácil interactuar con los del primer año de secundaria, creo que entendieron la técnica del papel artesanal con bastante rapidez y sentí a los dos grupos entusiasmados con la técnica de la serigrafía en casa.
Me emocioné al saber que era la primera vez que un artista trabajaba en esa escuela secundaria y que en el futuro se podrían llevar a cabo otros proyectos habiendo ganado la confianza del director. En el centro de autismo de Puerto Escondido y la sesión en conjunto con la biblioteca móvil en San Isidro fue de lo más enriquecedor, tanto para mí como para ellos.
Logramos relacionarnos muy bien a través de una hermosa técnica como el papel, y entendí la importancia de los proyectos comunitarios, por simples que sean. Fue muy satisfactorio trabajar con mamás y niños autistas al mismo tiempo y ver cómo trabajar con sus manos refuerza su relación y su experiencia con el mundo. Las sesiones en estas dos comunidades, especialmente en San Isidro, fueron una explosión de energía y creatividad. Querían aprender algo nuevo y si tuvieran más tela habrían hecho papel durante horas sin parar. El vínculo que creamos fue increíble, tengo muchas ganas de volver.
Mi experiencia fue diferente en las comunidades.
Trabajé en Cacalotepec, me tomó tiempo ponerme al día y comprender los problemas que se viven en esa escuela secundaria. Ganar la confianza de los estudiantes de secundaria también tomó varias sesiones.
En la primera sesión aprendimos a hacer papel reciclado y en la segunda les enseñé la técnica que se utiliza para hacer papel amate, con hoja de plátano. Después de estas sesiones, fue más fácil interactuar con los del primer año de secundaria, creo que entendieron la técnica del papel artesanal con bastante rapidez y sentí a los dos grupos entusiasmados con la técnica de la serigrafía en casa.
Me emocioné al saber que era la primera vez que un artista trabajaba en esa escuela secundaria y que en el futuro se podrían llevar a cabo otros proyectos habiendo ganado la confianza del director. En el centro de autismo de Puerto Escondido y la sesión en conjunto con la biblioteca móvil en San Isidro fue de lo más enriquecedor, tanto para mí como para ellos.
Logramos relacionarnos muy bien a través de una hermosa técnica como el papel, y entendí la importancia de los proyectos comunitarios, por simples que sean. Fue muy satisfactorio trabajar con mamás y niños autistas al mismo tiempo y ver cómo trabajar con sus manos refuerza su relación y su experiencia con el mundo. Las sesiones en estas dos comunidades, especialmente en San Isidro, fueron una explosión de energía y creatividad. Querían aprender algo nuevo y si tuvieran más tela habrían hecho papel durante horas sin parar. El vínculo que creamos fue increíble, tengo muchas ganas de volver.
