Proyecto Comunitario

¿Me Has Escuchado?
Este es un proyecto híbrido, que combina elementos pictóricos, escultóricos y sonoros y se encuentra instalado en el embarcadero de la cooperativa de prestadores de servicios turísticos “La Isla del Gallo” de la comunidad Aguaje el Zapote.
Se crearon señales de tránsito para ser instaladas a pie de carretera y encaminar a los turistas hacia el embarcadero de la laguna de Manialtepec. Estas señales tienen representaciones de animales típicos del manglar y vienen con un código QR que al escanearlo te muestra sonidos de la laguna, de las aves, narraciones o mitos de esta comunidad o sonidos de niños imitando el canto de las aves o el sonido de alguno de estos animales. El contenido de estas grabaciones va cambiando con el paso del tiempo, pues se invita a los turistas de la laguna a mandar sus propias grabaciones y ser parte de este proyecto y de esta forma es un proyecto siempre cambiante.

Pieza de Registro

  • ¿Me Has Escuchado?

Upright Flute (2021)
Barro cocido
30 x 30 x 127 cm

Vive y trabaja en Los Ángeles

Nick Herman es un artista, escritor y editor que vive en Los Ángeles. Trabaja en una amplia gama de medios, incluida la fotografía, la escultura y el sonido, así como el dibujo y los libros. Las exposiciones individuales recientes incluyen URANANTENNA en Grice Bench (2017) y Hide at Artist Curated Projects (2016). Herman es el fundador de ANTEPROJECTS un proyecto editorial independiente, además de miembro colaborador de The Modeling Agency y Mochi-LA. Se han publicado escritos recientes en X-tra, The Third Rail y diSONARE. Es profesor en la Universidad de California, Riverside.

La práctica diversa de Herman se centra en extraer el significado de los medios basados en procesos, destacando los sistemas de valores y las resonancias invisibles que existen en la relación de la sociedad con la «naturaleza» y el residuo que marca este intercambio.

Este método de registrar los elementos invisibles y a menudo borrados de la historia social, y mapear sus complejos legados, gira en torno a la lectura dual de Herman de la ciencia (el estudio de la flora, fauna y otras ecologías) y el mito, y puede entenderse como vagamente alquímico; la alquimia, en este caso, se refiere a la creencia de que todo está conectado e inestable. Como tal, su práctica artística también es análoga al jardín, una interfaz simbólica muy cargada y tensa entre la civilización y la naturaleza. En la investigación en curso de Herman, el concepto de evolución y los legados desgastados del «progreso» que define los paisajes poscoloniales se remontan a este encuadre y control originales de la naturaleza.

A la luz de estas fuerzas arquitectónicas, la práctica del artista se extiende a documentar y piratear sistemas de creencias, viendo la religión y la tecnología como unidades de medida intercambiables, vinculando así estas formas epistemológicas ocultas y destacando sus orígenes comunes. Una de esas formas es la de la antena, un símbolo o dispositivo familiar que se utiliza para recibir y transmitir señales. Para Herman, la antena es un medio de visualizar el campo de fuerza en el que vivimos y trabajamos, así como la lógica subyacente de la conectividad que vincula las formas de vida divergentes, desde los humanos hasta los insectos.
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