¿RECUERDAS LA LUNA AQUEL DÍA?

La artista iraní-estadounidense Danielle Firoozi (EEUU, 1988) presenta en la terraza de Sabino (Fundación Casa Wabi) una escultura realizada en acero inoxidable y madera quemada. Con sus cuatro metros de altura, la pieza nos invita a mirar hacia el cielo y a tomar conciencia del espacio que habitamos: una terraza que funciona más como ventana al cielo que como mirador hacia la ciudad. El movimiento inevitable de la cabeza al recorrer su altura nos obliga a observar lo que suele pasar desapercibido y a situarnos desde otra perspectiva.

Dos estructuras de acero, casi idénticas pero dispuestas en distintos ángulos, se intersectan en el centro de gravedad de la obra. De ellas emergen puntas que acompañan la mirada ascendente, sosteniendo un círculo que parece un artefacto de observación estelar, a través del cual podríamos buscar la luna o invitarla a ella a mirarnos.
El trabajo de Firoozi parte de un impulso creativo —en este caso, el deseo de elevar la mirada— que se expande hacia la exploración formal, dejando que los materiales guíen el proceso. En esa relación, la obra contrapone el brillo del acero y la opacidad de la madera, el peso y la ligereza, el control y la experimentación, enfatizando las posibilidades expresivas de los materiales, jugando con sus texturas e invitando al espectador a descubrir la dimensión táctil de la obra.

Contemplando siempre el espacio que la rodea, la obra se transforma con los cambios constantes y cíclicos de la luz solar y lunar, que se vuelven parte esencial de su existencia. Estas variaciones subrayan su naturaleza efímera y, a la vez, eterna, recordándonos que toda materia —como la mirada que la contempla— está en continuo movimiento. El resultado es una pieza que celebra la materia misma: su resistencia, su fragilidad y su capacidad para hablar por sí sola.

Andrea Bustillos Duhart
Curadora