Memory Shop

Curado por Nicolas Bourriaud

2021 – 2022
Algunos lugares tienen su propia magia y proporcionan un ecosistema mental específico. Cuando Casa Wabi me invitó a curar una exposición de la colección de «bitácoras» donadas por los artistas al término de su residencia, primero traté de comprender la lógica de sus actividades. ¿Qué los obsesionó? ¿Cómo lograron materializar su estancia aquí en un objeto o una imagen? ¿Cómo plasmaron su encuentro con Oaxaca, con el rugiente océano Pacífico, con las comunidades alrededor de la Fundación?

Aislé una serie de patrones dentro de esta colección de obras: primero, un fuerte interés por la vegetación local; el gesto de recoger cosas, coleccionar, clasificar pequeños objetos; construir formas totémicas, celebrando de alguna manera los elementos básicos de la vida; y, por último, pero no menos importante, la voluntad de inscribir el paso del tiempo en calendarios inventados. Esos cuatro patrones obsesivos se convirtieron en las cuatro secciones de la exposición. A veces se mezclan o se superponen. Pero todos constituyen una especie de templo efímero de los recuerdos petrificados de una residencia. Lo convertí en una paradoja: los recuerdos, o la experiencia, no se pueden comprar, ni siquiera representar en su totalidad, pero esta exposición se estructura como una tienda.

Estos cuatro temas también corresponden a las apuestas de nuestra era, el antropoceno. Están asociados a la situación cambiante que proporciona el cambio climático. Reciclar, cosechar, reconectarse con una forma de pensar totémica, reinventar el tiempo, son algunas de las problemáticas más fundamentales del arte actual, y Casa Wabi es un lugar donde esos temas se convierten en una forma de vivir y producir. ¿Pero no diremos, en lugar de «producir», que esos artistas están interviniendo, o sumergiéndose en una realidad a la que saben que pertenecen?

– Nicolas Bourriaud
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