German
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“Veme, ésta soy yo”. Además: experimento verme, esa soy yo. Pero, eso que soy, o mejor: eso que busco (así de abstracto) no está ahí, no está atrapado en la imagen, no es evidente, porque no tiene que ver con mi superficie, sólo, muy de vez en cuando, se imprime en ella. Definitivamente no está ni en mi rostro, ni en mi cuerpo tal cual. Eso que busco se muestra en los desplazamientos, en los cambios, en la inestabilidad. En la manera en la que toco, articulo, en los modos en los que me son dichas las cosas, en el intercambio con otros. En cómo dependo de ellos sin anhelarlo, incluso, en cómo los sustituyo. Está también en la manera en la que me afectan los objetos, me alientan, en la manera en la que los vinculo, sin que les corresponda. En la forma en la que me aproximo, me acoplo a los espacios, los compenetro… Y definitivamente siempre también en todos sus opuestos, que son los que generalmente aparecen. Imposibilidades de ensamble y de entendimiento. Primero: hago. Y tú: “Veme hacer”. “Pero, cuando no participas, no entiendo el significado de lo que queda de la experiencia”. ¿Qué son esas acciones? ¿Qué significa que el aire mueva mi cabello o que mi cuerpo real coincida con mi cuerpo representado en una imagen? También son encuentros. Me fijo entonces en lo que hago, en cómo lo hago. Exploraciones del mundo y sobre todo: juegos de (auto-) seducción. La cámara me ve. Me acerco, me alejo, siento que aumenta la tensión cuando me acerco, siento que se diluye y se modifica al alejarme. Sólo por momentos me olvido de que está allí. Ese escenario portátil, que por medio de su encuadre construye un espacio en – el – que – todavía – es – posible – actuar, me seduce. En ese espacio, que tambalea siempre entre veracidad bruta e ilusión vertiginosa, es preciso, seducir. Hablo desde el arte. Permanece sólo el rastro de una experiencia. ¿Compartida? Compartida. Lo que importa es la tensión, la concentración, la emoción generada por la promesa. Así de brutal: sólo nos queda el residuo. Así me seduce el arte: no teniendo que cumplir y jugando con el máximo de expectativas de ambos lados. Nada es mentira, a pesar de que nada de ello hubiese sucedido sin su marco artificial.
Julio – 2015